En El Blog de K. Bourbaki hacemos uso intensivo de Html5, MVC4 y JQuery, nos verá mucho mejor con Chrome.
Sé que, a veces, me lío un poco cuando escribo poniendo fórmulas y demostraciones, pero es que les tengo a ustedes un respeto, e intento ser -dentro de lo que un blog permite-, lo más riguroso posible.
Lo que voy a contar hoy es, desde mi punto de vista, muy importante y me gustaría que lo leyeran hasta el final, por ello voy a evitar todo lo que pueda las demostraciones. A cambio les pido que crean lo que les digo así, por las buenas.
Las barbas de tu vecino
Nunca se ha podido aplicar mejor que ahora el refrán aquel de cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar.
Pues eso, que le han pelado las barbas a Portugal y, por si acaso pelan las nuestras, lo mejor es tenerlas blanditas para que no nos haga daño la navaja. Desgraciadamente, vamos a tener que ser nosotros mismos quienes nos mojemos las barbas por que de los mentecatos que hemos escogido como gobernantes no deberíamos esperar ya nada.
Dicho ésto, tratemos de prepararnos. En lo que sigue, voy a exponer secuencialmente los pasos que normalmente doy para desarrollar y poner en práctica una estrategia. Lamento si les resulta un poco largo o inadecuado para un blog, pero tal vez a alguno le sirva.
Yo me planteo las cosas como si fuera una guerra, con su estrategia y su táctica; considerando las máquinas de guerra de que dispongo y considerando también el asunto de los suministros. Quienes hayan leído la serie "Crónicas de Guerra" que durante años publiqué los sábados en Expansión, ya saben más o menos a qué me refiero. Sigamos.
Lo primero, definir el marco de la guerra
No se trata ahora de acertar, sino de poner encima de la mesa lo que cada uno piense.
Éstas son mis ideas base al respecto: Así pues, esta guerra que se nos viene encima va a suponer sobre todo desconcierto. La defensa de la plaza -de nuestra cartera-, sin abandonarla de momento es nuestro principal objetivo.
Si va a haber desconcierto -por lo dicho en 2-, y no pensamos abandonar por ahora nuestra cartera -por lo dicho en 1-, tenemos que implementar alguna estrategia que nos permita responder con flexibilidad y rapidez -no vaya a ser que pase lo dicho en 3-.
Necesitaré pues:
Lo segundo, buscar una ventaja
En la guerra, hay que tener una o dos ideas -a ser posible independientes-, que representen una cierta ventaja sobre el hecho de no hacer nada.
No es crítico el hecho de que luego estas ideas se demuestren equivocadas, para eso están las tácticas de continuación y de salida.
Éstas son algunas de las ventajas que creo que puedo tener sobre el mercado:
Tácticas I
Aquí ya hará falta un poco de teoría, pero hablemos primero de la filosofía del asunto.
Yo sé que mi cartera soporta -entre otros- dos clases principales de riesgo: Uno el riesgo que tiene simplemente por el hecho de estar en el mercado, y otro el riesgo por ser como es.
Todas las acciones -en general todos los activos- soportan el primer tipo de riesgo, el de estar dentro del sistema, por eso se le llama riesgo sistemático. Además cada activo -por ser como es-, tiene otro riesgo llamado riesgo asistemático, propio del activo de que se trate. Vean por ejemplo el riesgo que pueden tener Telefónica y Jazztel, si los mercados mundiales se hunden, ambas bajarán -riesgo sistemático-, pero seguramente Jazztel bajará mucho más y más rápido por el hecho de ser como es y diferente de telefónica -Jaztel tiene mayor riesgo asistemático-.
Pues bien, mi cartera puede ser considerada toda ella en conjunto como un activo más de mercado y tendrá también su riesgo sistemático y su riesgo asistemático, si consigo trasladar todo el riesgo sistemático debido al mercado hacia un sólo activo, habré flexibilizado y simplificado mi cartera.
Conseguir ésto es sencillo, simplemente tengo que incorporar a mi cartera un activo que replique al mercado y vender una parte de los activos que ya tengo, de modo que la nueva cartera cumpla mis requisitos de riesgo.
En el caso español buscaría un activo que replique al Ibex 35. Podrá ser un Fondo de Inversión, un ETF o un derivado, cualquiera nos puede valer, con sus características propias -que influirán el el futuro comportamiento de la cartera y que habrá que analizar-, pero repito cualquiera de ellos vale.
Así pues, una idea aceptable es cambiar una parte de la cartera por un sólo activo que recoja mi riesgo sistemático.
La gran ventaja es que -sea cual sea el activo seleccionado para el repuesto-, podré cubrir inmediatamente el riesgo sistemático de mi cartera con un sólo derivado o podré desprenderme de este riesgo con una sóla operación: la venta del activo.
Tácticas II
Una operación como la expuesta, va a provocar cambios significativos en mi cartera que -como hemos dicho-, hay que analizar con cuidado.
Dependiendo de lo mala o buena que fuera mi cartera, esta recomposición aumentará o disminuirá mi Índice de Sharpe. Si el Sharpe de mi cartera era malo e inferior al Sharpe del mercado, ni se me va a ocurrir tocar nada más, cambiaré simplemente toda mi cartera por este sólo activo y corregiré mi β aproximándola a la que tenía, y lo haré apalancándome o simplemente comprando más activo -por ésto no va a aumentar mi riesgo-.
Si, por el contario, mi cartera era buena y tenía mejor Sharpe que el Índice, necesitaré complementar este activo con acciones o con otros activos.
En este momento estamos ya ante lo verdaderamente complicado del asunto, y digo complicado no porque sea difícil, sino porque la casuística es enorme y me veo incapaz de explicarla en el espacio de este blog.
Sí que quiero apuntar el modo en que lo hago yo, que es empezando con una cartera complementaria que no tenga ningún activo distinto a los que ya tengo, así me ahorro comisiones porque sólo tendré que hacer ventas. En general me quedo con los activos de mejores dividendos si los hay. Cuando he conseguido una cartera complementaria satisfactoria reduzco en lo necesario el volumen del activo base para que no se me dispare el riesgo sistemático -que habrá aumentado-, y luego corrijo β.
Les advierto que ésto puede hacerse directamente a ojo. Como la idea es buena, con tal de que las ponderaciones sean aproximadas mejorará la cartera y habremos conseguido los tres objetivos estratégicos que nos hemos planteado, incluso aunque perdamos algo de posible rentabilidad. Lo cierto es que nunca se sabe, hasta podemos ganarla...
Tácticas III
Otra idea táctica, básica si se quiere obtener liquidez, es determinar que el activo pricipal se construya a base de derivados.
Podríamos de entrada considerar futuros sobre el Índice de referencia -el Ibex en nuestro caso-, pero conseguiremos lo mismo con opciones Call muy In The Money de un vencimiento relativamente lejano, algo así como nueve meses o más. No hay problema con el vencimiento porque vamos a pagar muy poco temporal si la opción está suficientemente ITM.
Como es evidente haciéndolo con opciones Call ITM generaremos abundante liquidez para hacer otras cosas, por ejemplo apalancarnos o constituir un depósito que, si hay tormenta, debería ofrecer rentabilidades muy atractivas.
No sigo con esta táctica porque corro el riesgo de liarlo todo, pero sí digo que ésta es la mejor de todas las tácticas, la más segura, la más barata y la más flexible.
Tácticas IV
Ligeramente más sofisticada -y más efectiva- que las anteriores, esta táctica consiste en que la cartera complementaria no sea construida con acciones en directo, sino que se componga a base de venta de opciones Put más o menos In The Money dependiendo de nuestro análisis de volatilidad y de que necesitemos mejorar mucho la rentabilidad de la cartera complementaria.
¡Cuidado!, aquí puede ser necesario comprar Call -normalmente OTM- para hacer un Split, no vaya a ser que empiece a subir y nos tire el quiosco.
Tampoco sigo por este camino por razones similares a las expuestas en la táctica anterior, no quiero liarla. Sólo decir que introducir las Puts nos va a dar flexibilidad, pero a cambio vamos a ir contra nuestro principio táctico de sencillez. Quien siga este camino tendrá que calibrar este perjuicio -que advierto es grande-.
Ejecución
Decidida la estrategia a adoptar, que será una mezcla de las tácticas anteriores procede su ejecución. Si se fijan, lo que estamos haciendo es una tranformada sin apuestas, no queremos modificar nada de lo que tenemos, sólo queremos flexibilidad, y como máximo cobertura.
Para ejecutar la estrategia, lo prudente es hacerlo simultáneamente -una vez todo decidido-, y ésto porque como vamos a cambiar unos activos por otros, no nos interesa dejar ninguno suelto porque suelen tener la mala costumbre de moverse por su cuenta, en cuyo caso no podríamos casar la cartera nueva con la anterior.
Como en todo, aquí también hay una excepción, y aparece en el caso de las Puts a que hago referencia en Tácticas IV, en este caso podemos dilatar un poco las ventas porque tenemos el juego posible del strike de las opciones. Incluso podríamos escalonarlas y adaptarnos al movimiento que exhiba el mercado.
Hay tres puntos importantes en los que casi todo el mundo suele fallar en estrategias de cambio -como lo es ésta-, y vamos a resaltarlos:
Operativa durante el temporal -si es que llega-
Podemos hacer lo que queramos. Si tenemos un ETF por ejemplo, como está referenciado al IBEX, podremos cubrirlo con una opción Put comprada, podremos aumentar su rendimiento cubriéndolo con opciones Call, y todo ello de un sólo golpe.
Podremos vender una parte de este subyacente e ir comprando de nuevo las acciones que teníamos si el cambio nos conviene. No olvide que si sus acciones hubieran subido porque no pase nada, el ETF -o activo que los sustituya- va a subir también, no va a perder nada porque el mercado suba.
Podemos ir recomprando las Puts vendidas -que sustituyen a las acciones- haciendo caja a medida que suban y apoyarnos en las Call que tendremos también compradas, y que, poco a poco, irán entrando en el dinero y dándonos delta. Tal vez empecemos a recomponer la cartera original ejerciendo las Call o comprando directamente acciones, en cualquier caso lo haremos bién porque nos habremos embolsado las primas de las Put vendidas.
Salida y retorno a la cartera original
A medida que avanzo en el desarrollo de esta entrada, me voy dando cuenta de que cada vez puedo decir menos porque cada vez pueden haber pasado más cosas.
Ahora es cuando no me queda más remedio que invocar la fe que les he pedido al principio de este artículo: créanme cuando les digo que se sale sin daño pase lo que pase.
Sí que tengo que decirles que puede haber un cierto costo de oportunidad, especialmente si al final no pasa nada. Siempre puede suceder que su cartera original se hubiera comportado mejor que la estrategia, pero afirmo -sin conocer su cartera- que no mucho mejor en ningún caso, por eso creo que merece la pena estudiar el asunto.