En El Blog de K. Bourbaki
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Este pequeño estudio genérico sobre inversión que hoy les traigo, junto con el ya publicado en estas páginas: Decálogo del Inversor Astuto y un par de ellos más que publicaremos cuando convenga, forman parte de mi particular Teología del Trading
, espero que les guste.
Los pecados capitales
Las trampas del mercado son bien conocidas para inversores y especuladores. En este camino de peligros, las estrellas son -con mucho-, la esperanza, el miedo y la avaricia.
Los dogmas de fe de la Teología del Trading coinciden en que sólo evitando estos tres pecados capitales, podrá el creyente ganar la salvación y obtener operaciones beneficiosas.
Aunque el conocimiento del pecado nunca le dice a uno cómo no caer en la tentación, merece la pena echarle una ojeada:
- ESPERANZA. Los inversores de éxito no suelen admitir la letra
E
de esperanza en su vocabulario.
Ellos saben que siempre que alguien cambia su operativa al modo esperanza, su posición -que es normalmente terminal pero que suele tener tratamiento-, acaba siendo perdedora total.
Cuando tenemos una posición problemática, el deseo de no querer asumir la pérdida, o la esperanza de por lo menos quedar en paz
, causara muchísimas veces que renunciemos a nuestros bien probados sistemas de gestión, y mucho más a menudo que no, esa esperanza nos traicionará y -tarde o temprano- tendremos una gran pérdida.
La mayoría de los inversores ha tenido que luchar contra esta situación una vez u otra. Si usted persiste en el síndrome de esperanza, éste finalmente le destruirá.
- MIEDO. El segundo peligro al extremo contrario -el temor-, es algo muy parecido a una espada de dos filos. Una cierta cantidad de miedo es buena para su operativa, mientras que demasiada no lo es.
Los grandes inversores pueden permanecer largos durante mucho más tiempo que los pequeños más temerosos. Los pequeños inversores tendrían mucho más éxito si tuvieran menos miedo, o supieran cómo controlarlo. Realizar decisiones de inversión basadas en el miedo, puede ser descorazonador en nuestra operativa diaria.
- AVARICIA. El tercer pecado capital -la avaricia-, es el gran maestro que siempre nos derrota en el juego.
La existencia de dios
Ignorado por todos, excepto por unos pocos piadosos inversores, está ese conocimiento de que realmente existe un dios del trading que gobierna el éxito y el fracaso.
Haciendo ciertos sacrificios a esta mítica deidad, las trampas de la esperanza, el miedo y la avaricia pueden ser evitadas. Aquellos que aprendan esta lección normalmente triunfarán, mientras que aquellos que no lo hagan, terminarán siendo los cuerpos que a modo de escalones utilizan los inversores de éxito para trepar en su camino hacia la riqueza.
Exactamente igual que los antiguos romanos creían que Ceres, la diosa de la agricultura, vigilaba su cosecha de grano, así el dios del trading observa constantemente los Mercados, decidiendo sobre el éxito y el fracaso. Mientras que es generoso con los disciplinados, la deidad del trading tiende a ser inmisericorde con el inversor impulsivo.
Podemos pensar en el dios como en la encarnación de la razón pura. El dios del trading es particularmente reacio a la existencia de los tres pecados -esperanza, miedo y avaricia-, aunque puede ser comprensivo y misericordioso con aquellos inversores que quieran hacerle sacrificios. La bendición de la deidad del trading, solamente puede ser obtenida con estos sacrificios.
La ofrenda de los tres corderos
- EL PRIMER CORDERO. Consiste este sacrificio en vender una parte de la posición cuando ésta muestra beneficios. La cuestión inmediata que se presenta es: ¿Qué cantidad de la posición deberíamos vender como sacrificio y qué parte constituye suficiente beneficio para actuar sobre ella?.
Obviamente no hay una respuesta sencilla pero una buena regla -grosso modo-, sería tomar algunos beneficios cuando el movimiento supera nuestras expectativas teniendo en cuenta el tiempo transcurrido.
Si aprendemos a tomar beneficios parciales consistentemente, a la larga nuestros beneficios serán muchísimo mayores que las pocas fichas sueltas que podamos ir dejándonos sobre la mesa. De acuerdo con esto, la deidad del trading recompensará a aquellos que conquisten la avaricia.
- EL SEGUNDO CORDERO. Este segundo sacrificio implica tomar una pequeña pérdida en una posición si ésta va contra nosotrosPor favor no confunda el segundo cordero con los nefastos Stops, instrumentos creados exclusivamente para controlar el miedo, pero no su miedo de inversor sino el miedo de los adivinos y de los comisionistas..
Liquidando parte de una posición en pérdidas, nuestra exposición al riesgo disminuye, dejándonos a nosotros, los inversores en una posición psicológica mucho mejor, no gobernada por el miedo, para tomar posteriores decisiones.
Muchas veces -extrañamente demasiadas-, tomar una pequeña pérdida parece dar la vuelta al mercado en nuestro favor. Qué parte de la posición deberíamos liquidar y en qué punto, debería estar predeterminado por una bien planeada estrategia de trading previa. Tener un plan de trading es importante, pero tener la disciplina para hacer los sacrificios cuando sean necesarios es lo que determina el éxito.
-
EL TERCER CORDERO. El tercer sacrificio es cubrir nuestra posición. Hay muchas maneras de hacer esto, pero nuestro sacrificio debe ser aquel que combine una pequeña disminución de nuestro potencial de beneficio con una potente cobertura de riesgo.
Si vamos largos en una posición -especialmente si es apalancada o muy grande-, la compra de algunas Puts, puede ser en extremo bienvenida si sucede que nos hemos equivocado en la dirección del mercado.
Cambiando esperanza por certeza evitaremos caer en la tentación de este pecado capital.
La actitud psicológica
Estos tres sacrificios, normalmente se pagan a sí mismos dándonos el punto psicológico necesario para tomar decisiones productivas. Haciéndose a uno mismo el favor de asumir realmente una pequeña pérdida –que ya existía-, tomar ganancias parciales o cubrir la posición, nos permitirá pensar clara y racionalmente sin caer en el barrizal de la esperanza o tomar decisiones de trading basadas en el miedo.
Naturalmente, siempre existe la posibilidad de que se pierda una cierta cantidad de beneficio potencial a través del sacrificio, pero esto nunca estropeará nuestros beneficios totales. Hacer sacrificios a la deidad del trading no es solamente un antídoto para los peligros de la esperanza, el miedo y la avaricia, sino que también nos dirige hacia una muy beneficiosa disciplina en nuestra inversión, lo que es un importantísimo elemento para el éxito.
No es fácil sin embargo hacer estos sacrificios. Ello implica que nuestros normales impulsos de inversión deben ser repentinamente cambiados del revés. La esperanza es siempre lo último que se pierde
, pero en trading, la esperanza puede conducir a un desastre. La avaricia y el temor son consustanciales con la mayoría de nosotros, y deben ser contrarrestados por numerosos sacrificios para encontrar el molde adecuado en el mundo del trading.
Es sorprendente cuánto tiempo nos lleva aplicar estas lecciones, aunque puedan parecer muy fáciles. La mayoría de los inversores nunca las aprenden y sólo unos pocos llegan a ser maestros en este arte. La deidad del trading recompensa solamente a aquellos que aprenden estas lecciones, mientras que es inmisericorde con aquellos que no lo hacen.
No es necesario decir que la práctica continuada de sacrificios al dios del trading es solamente un escalón de entre tantos que existen en nuestra particular Operación Triunfo para inversores. La esencia de la inversión de éxito yace en algún sitio entre conocerse a sí mismo y desarrollar un plan de inversión consistente con nuestras propias emociones. Desarrollar buenos hábitos y refinarlos con la experiencia también forma parte de la operación. Si aprendemos a conocernos a nosotros mismos y a hacernos cargo de nuestros propios impulsos, pasaremos de ser uno de los llamados a formar parte del selecto número de los elegidos para el particular cielo del inversor de éxito.